MADROS > Estilo de vida  > Luchador con Rutina

Luchador con Rutina


Luchador de traje blanco, campeón de los Panamericanos 2019

John Trebejo es karateca y abogado. A los nueve años, empezó a practicar este deporte del que se enamoró cuando vivía en en la ciudad imperial del Cusco. A los 12 años fue invitado a formar parte de la preselección nacional de Karate y a los 15 años ya era seleccionado por 18 años continuos hasta convertirse en campeón de los Juegos Panamericanos Lima 2019. En su récord tiene 14 veces medalla ganadas en esta competencia regional. Hace dos meses, tomó una de las decisiones más difíciles de su vida, culminar su carrera deportiva estando en la cúspide para emprender nuevos retos.

¿Por qué te gustó el karate?

Bueno, el karate me gustaba por las películas que estaban de moda en esa época: Jackie Chan, Bruce Lee, y me atrajo por ese lado. Sin embargo, la decisión de entrar al karate fue de mi papá. Él fue quien me inscribió en un campamento de verano. Me metió en el karate por el tema de la disciplina, ya que a los nueve u ocho años era bastante inquieto y me metía siempre en problemas por ser travieso. Pero cuando practicaba karate, me enfocaba; ese deporte captaba toda mi atención. Comencé en el verano y al tercer mes, después de que terminó el campamento, el sensei vio que tenía condiciones y le dijo a mi papá que debía continuar. En esa época me promocionaron a la Liga de Cusco, la Academia Central. Ahora, no es que tuviera un buen nivel, pero sí tenía muchas ganas de hacerlo bien. No sé qué habrá visto el instructor para decirme que siguiera, pero así fue.

¿Volviste a hablar con tu sensei?

De hecho, lo he visto cuando iba a Cusco, porque siempre lo menciono. Además, se llama Sánchez porque fue la persona que me vio y tengo contacto con el otro sensei que en Cusco es árbitro mundial. Por lo tanto, lo conozco. Ayer hablé con él; fue una pieza fundamental en mi carrera deportiva.

¿Qué aprendiste del karate?

Dentro del karate, he aprendido muchas cosas gracias al sensei. Hemos tenido siempre situaciones y las he aprendido a solucionar allí.
Yo he chocado con algunos compañeros y viceversa. Y la decisión más fácil es que, si no me gusta el ambiente, me voy. Pero, en realidad, lo que nos ha mantenido a la gente es que hemos estado ahí. Ha sido el tema era el objetivo que perseguíamos. Y eso lo aplico a todo lugar.

¿A qué edad entras a la selección?

A los 12 años me invitaron a entrenar con la selección que en ese momento estaba en el Parque Hernán Velarde. A los 15 años, también tuve la oportunidad de unirme al equipo, pero ese año no se viajó. Descansamos un año y luego, a los 17 años, finalmente entré a la selección en 2016. Tuve otro entrenador en Lima dos semanas antes del selectivo, quien me dijo que no formaría parte del equipo debido a mi nivel más bajo.
Estaba desilusionado, pero mi determinación no se detuvo. Mi entrenador me aconsejó que, si realmente quería estar en la selección, debía mudarme a Lima. Así que dejé Cusco, terminé la escuela y me mudé aquí. Durante seis meses, viví solo en casa de mi tía. Trabajaba en la casa de otros tíos para pagar los pasajes y dormía en casa de otra tía.
Durante seis años, estuve prácticamente solo, hasta que mis padres también se mudaron. El año 2006 fue crucial para mí, ya que tomé la decisión de enfocarme en mi sueño y creo que fue la elección correcta.

¿Cuál es la diferencia entre el kata y el kumite?

Yo considero que un karateka tiene que entrenar todo y es lo que yo he hecho cuando empecé karate. Luego por un tema de competencia, me enfoqué en una modalidad porque la mayoría lo hace ya que es enfocar el todo el 100% en una cosa, en lo que quiere ser bueno y lógicamente el nivel requiere especialización. Entonces sí, he competido en kata, pero he practicado las dos cosas. Me gustan las dos cosas. El kata es el preámbulo al combate. Es decir, esa repetición. Cuando uno pelea, hace que la técnica pueda ser mucho más efectiva. Entonces sí es importante dentro de la preparación.

Cuéntame a cerca de tu preparación para los Juegos Panamericanos 2019.

Yo tenía 28 años, ya tenías que retirarte. Nos quisieron cambiar en ese momento, así como también a Alexandra Grande. En esa fecha, respondimos entrenando con Carlos y Oliver, y les ganamos al otro equipo. Teníamos todo en contra, pero lo ganamos.
Eran dos equipos que íbamos a definir cuál iba a los Juegos Panamericanos. Ya había entre los dos equipos quién iba. Y eso que nosotros teníamos nervios, pero ya tenía experiencia, ya había participado en tres o cuatro mundiales. Así que más que todo era, como el karate es apreciativo, elegir a uno es muy difícil, y más cuando quieres que lo novedoso gane. Pero sí se pudo ganar.
Teníamos el cupo. Nos dijeron que íbamos a competir. Lo primero fue planear más entrenamientos y competencias. Priorizábamos entrenar, descansar, comer, entrenar, descansar, comer y bueno, todo para entrar a los Juegos 2019.
Eran ocho equipos los que clasificaron, y había dos grupos de cuatro. En nuestro grupo estaba Colombia, República Dominicana y, me parece, Nicaragua. Pero el equipo más fuerte era Colombia, y los eliminamos.
Para pasar a la final, competimos con México, lo cual no esperábamos. Normalmente, México siempre aparece en los juegos porque en los eventos continentales no hay otro país tan fuerte. Otros países como Brasil, Colombia y Argentina también son buenos equipos.
Había mucha presión. Yo ya estaba desgastado, quizás también por la presión, pero me dio calambre dos veces durante la ejecución. Ahí se ve un poco cómo el músculo se contrae. Pero eso es por la misma tensión y el desgaste. Nos dijeron que la final era a las tres, pero competimos a las cinco. Estuve dos horas de más calentando y terminé agotado. La presión se sentía. La competencia fue en el Polideportivo 3 de Villa El Salvador, y estaba lleno, completamente lleno. Los retos que te da el deporte a mí me han enseñado muchas cosas.

¿Cómo tomaste la decisión de retirarte?

Había mucha nostalgia, pero me había preparado desde hace tiempo con que iba a llegar a este momento. Lo que para mí era cerrar la etapa significaba poner una fecha, cumplir en retirarme. En ese momento, por más que hubiera gente que me dijera que no, este año hay Mundial, este año también tenemos España en noviembre. Y yo estaba muy bien, me había mejorado bastante y todavía seguía mejorando. Pero la decisión estaba tomada sin arrepentimiento, por lo que no se logró y más bien agradecimiento por lo que se hizo: habíamos ganado 14 títulos panamericanos, que es bastante desde juveniles hasta adultos. A mí no me motivaba ganar más un título; había otros proyectos que para mí eran importantes y que tenía que hacerlo ya pronto. No me quiero desligar del karate, pero me gusta el deporte. Considero que quiero ampliar mis horizontes, no solamente ver una actividad, sino también entender otros deportes. Es un reto.
Quiero seguir todavía en la dirección de la Academia, creciendo también en esa parte como coach. Me gusta mucho la parte de dirección y gestión pública o privada del deporte. Es lo que me gustaría enfocarme.

¿Qué mensaje le darías a otros jóvenes deportistas?

Algo que se repite, pero es cierto: mantengo la misma filosofía. Estoy haciendo las cosas que me gustan y no quiero quedarme en un lugar donde me sienta seguro o cómodo desde el punto de vista del reto personal. El mensaje principal es que el tiempo es corto para no hacer lo que uno quiere y para no cometer errores. Si es por miedo a fallar, entonces debemos crear nuestras propias oportunidades. ¿No es cierto, independientemente de nuestra edad? Creo que una de las cosas que el karate me ha enseñado es que, aunque nos cuestionen debido a nuestra edad, siempre debemos responder con trabajo y esfuerzo.